Había una vez un principe que vivía en un castillo situado sobre una montaña. Un día, al volver hacia su morada después de un paseo por los alrededores, el principe se encontró con una doncella de sorprendente belleza.
Los ojos negrisimo y profundos brillaban en su bello rostro, de facciones perfectas, y tez de pocelana, enmarcado por abundante y maravilloso cabello de azabache que bajaba en suaves ondas sobre el blanco vestido.
El príncipe quedó suspenso de admiración ante la hermosa criatura
No hay comentarios :
Publicar un comentario